Usos de la descripciónLa descripción está obligada a presentar de forma sensible la realidad que está tratando. Es decir, debe permitir que el paisaje, los objetos, las personas, etc. se perciban como entidades físicas que actuarán como vehículo de algo que no puede contarse de ninguna otra manera. Esto es lo que justifica su presencia en un texto. De no ser así, lo que se reflejará serán sentimientos, opiniones, reflexiones e interpretaciones que harán que el personaje se coloque por delante del paisaje, los objetos, etc. haciendo  de su inclusión algo totalmente prescindible.

 

Apuntes sobre descripción y escritura creativa

 

El autor ofrece desde su texto una posición concreta/particular desde la que mirar la parte de la realidad que ha enfocado (y lo hará a través del narrador elegido con esa finalidad). Al lector le es permitido, a través de ese texto, colocarse en la posición que le ofrecen y mirar con sus propios ojos esa parte de la realidad para extraer de ella la información (que no ha aparecido de otra forma o que se opone a otras que ya han aparecido) que contiene.

 

Para relacionarnos con la  realidad, que se nos presenta múltiple y caótica, no queda otra posibilidad  que seleccionar y ordenar de alguna manera los materiales que la forman. Aquello con lo que entramos en contacto nos construye y a su vez desde lo que vamos siendo elegimos con qué relacionarnos. Así ocurre con los personajes en un texto. El material físico que les rodea, con el que los ponemos en contacto, ha de contar quiénes son, qué les pasa y por qué, no como ilustración de lo que ellos mismos u otros personajes podrían contar, sino como ampliación o contradicción de lo que se cuenta de otras formas en el texto.

 

Descripción significativa y funcionalidad narrativa

 

La selección y ordenación de los elementos de la realidad que usamos para describir tiene que estar siempre al servicio de una intención: contar algo definitorio de la realidad que se describe y a su vez que esto cuente algo del personaje que mira o se relaciona con esa realidad. La descripción no trata de (ni puede) representar la parte física de la realidad en su totalidad (ni la totalidad de ninguna de sus partes); es necesario por lo tanto estilizar ésta buscando sus rasgos esenciales. Esa búsqueda está marcada por la intención que se persigue (lo que se quiere contar). Es decir, nada en la realidad es en sí mismo esencial, todo depende de quién la mire, por qué y para qué. Lo mismo ocurre en el texto literario.

 

Para que una descripción funcione es necesario tener en cuenta la selección, el tratamiento y la ordenación de los elementos que la componen. La selección tiene que estar dirigida por el tipo y la cantidad de información que se quiere dar al lector. Es decir, sólo se incorporarán los elementos que resulten significativos y sólo en la cantidad imprescindible para no repetir la información. El tratamiento tiene que basarse en el lenguaje propio de lo que se describe, es decir, debe trabajarse  desde las cualidades que pertenecen a los materiales físicos, evitando que el narrador sustituya  la descripción por sus valoraciones, opiniones, emociones, explicaciones, etc. lo que impide que el lector pueda interpretar por sí mismo a través de los materiales. La ordenación tiene que permitir al lector ver lo que se describe y organizar una mirada (recorrido visual por el espacio a la vez que reflejo interno del personaje). Por último, todos los elementos deberán estar articulados en función de una intención.

 

[Elisa Velasco y Mercedes González]

 

 

Lea el cuento «El balcón», de Felisberto Hernández.