Club de lectura

06 Abr 2024
11:00AM -
Eloy Tizón
27 Abr 2024
11:00AM -
Sandor Marai

Revista

Servicio de lectura

Lectura de manuscritos y tutorías para obra en curso 

Servicio de lectura

 

Por Ernesto Bottini

 

En la contraportada que Alianza Tres dedicaba a la novela Carta breve para un largo adiós, escrita en 1971, podemos leer: “Elogiado sin medida y despiadadamente atacado, comparado con los clásicos del siglo XIX y acusado de narcisismo, autopropaganda y originalidad a cualquier precio, Peter Handke sigue publicando con regularidad sus obras y demostrando un indiscutible talento que sólo el éxito puede hacer imperdonable. Desde 1966, en que se dio a conocer con su Insultos al público, el escándalo ha acompañado muchas de sus apariciones, y los que hoy le reprochan su elección deliberada de la torre de marfil y su discutida declaración de que hay ‘hombres comprometidos, pero no escritores comprometidos’ han olvidado ya sus actos inconformistas”. Esta contraportada apareció en el año 1976, y seguramente para aquel entonces ésa era la situación de Handke ante la crítica y sus detractores, pero las cosas no tardaron mucho en torcerse. A mediados de los años noventa publica Un viaje de invierno a los ríos Danubio, Save, Morava y Drina, su personal visión del conflicto desatado en Yugoslavia, y ahí comienza un proceso que transforma la polémica propia del escritor y sus inconformismos más o menos estéticos en rabiosa disputa personal. Sus posiciones ante el conflicto, intentando dar a conocer la versión proscrita de los serbios, le hacen acreedor de encendidos epítetos, entre los que destacan el de "terrorista", o "abogado proserbio". Aquí en España el periódico El País llegó a acusarlo de aprobar la masacre de Srebenica. Ante estas ajustadas lindezas, la actitud primera de Handke fue la de elaborar explicaciones. Una vez agotados los flancos posibles de las explicaciones pasó a jugar con las mismas fichas y arremetió contra "las hordas de los revueltos a distancia que confunden su oficio que es escribir, con el oficio de un juez e incluso de un demagogo".

 

En 1999, ante la participación de Alemania en la Guerra de los Balcanes, Peter Handke devolvió el premio Georg-Büchner y abandonó la iglesia católica tras la aprobación de la OTAN del bombardeo a Serbia y de la beatificación, responsabilidad de Juan Pablo II, del cardenal de origen croata Alojzije Stepinac, acusado de apoyar a la milicia responsable del exterminio de centenares de miles de judíos y cíngaros.

 

La poesía

 

Pero todo esto pertenece a los alrededores de la obra literaria de Peter Handke, que ha creado novelas magistrales como El miedo del portero ante el penalty o El chino del dolor, y poco o nada puede decir sobre sus inquietudes estéticas y estrictamente literarias. Todo ello pertenece al herrumbroso apartado de la miscelánea política de los escritores, que el tiempo sabe difuminar pronto, dejando a la vista los aciertos y las vergüenzas de sus novelas, sus cuentos o sus poemas, verdadera y profunda materia de interés para los lectores.

 

Ahora Bartleby nos presenta una edición bilingüe de su poesía completa, titulada Vivir sin poesía, realizada a partir de la edición que Suhrkamp publicara en 1997. Allí entran todos sus “períodos” poéticos, ya que si bien Handke nunca se consideró un poeta, ha ido publicando libros de poesía a lo largo de toda su vida de escritor. En España se conocía, principalmente, su Poema de la duración, traducido por Eustaquio Barjau. Ya desde su primer poemario, El mundo interior del mundo exterior del mundo interior, la preocupación de Handke por el lenguaje, sus posibilidades, limitaciones y espejismos alcanza una extraña madurez.


 

Ficha:


Vivir sin poesía
Peter Handke
Traducción de Sandra Santana
Edición bilingüe
Bartleby Editores. Madrid, 2009
551 páginas

Colaboramos con:

                               Concurso jóvenes talentos                                              Universidad Camilo José Cela