La poesía contemporánea del PerúLa antología poética de 1946 La poesía contemporánea del Perú, ahora presentada en edición facsímil -la primera- por la Biblioteca Abraham Valdelomar en su colección "La fuente escondida", de Jorge Eduardo Eielson, Sebastián Salazar Bondy y Javier Sologuren, con ilustraciones de Fernando de Szyszlo, es uno de los momentos clave de la historia editorial del Perú y de la conformación de una tradición y un canon dentro de la producción poética nacional. La colección dentro de la cual se incluye esta edición facsímil está dirigida por el poeta, crítico, traductor y editor peruano Ricardo Silva-Santisteban (1941), conocido en España por haber preparado la edición de las Obras Completas de César Vallejo publicadas por Visor y, sobre todo, por haber traducido las Obras Completas de Mallarmé publicadas por Hiperión.


La importancia de esta antología consiste -entre otros aspectos de interés que la señalan como la más trascendente de cuantas se publicaron en el Perú durante el siglo XX- en que despliega una completa visión sobre la poesía en general, y una idea sobre cuál es la producción poética representa a la mejor poesía escrita en el Perú, independientemente de los proyectos de constitución de una literatura nacional centrados en el componente indigenista. La antología no se limita a recoger los mejores frutos de un canon previamente establecido, como suelen operar la mayor parte de las antologías a las que nos tiene acostumbrado el mercadeo editorial, sino que constituye, con su propia existencia, las bases para establecer un nuevo –o al menos uno distinto- canon de la poesía peruana.

El detallado prólogo de esta edición facsímil corre a cargo de la profesora española y especialista en literatura hispanoamericana Inmaculada Lergo (Sevilla, 1957), autora de un ensayo sobre las antologías históricas peruanas (Antologías poéticas peruanas (1853-1967): Búsqueda y consolidación de una literatura nacional) y coordinadora de dos libros colectivos dedicados al análisis de las obras de Olga Orozco y Carlos Germán Belli. Aparte de contribuir a contextualizar la edición original de esta antología y a desentrañar las intrincadas tensiones que preceden (y provocan) su aparición en el año 1946, el prólogo aborda, con tono informativo y ameno, las características que definen a las antologías como productos editoriales cargados de intenciones y fundamentales en la conformación de los distintos cánones que se disputan una determinada centralidad en la historia literaria. Lergo señala la importancia de ver las antologías no como inocentes reuniones de buenos textos según un criterio más o menos declarado, sino como manifiestos éticos y estéticos destinados a operar en el campo literario con el fin de transformarlo proponiendo y prestigiando una idea sobre la poesía (la poesía peruana en este caso) y/o una tradición determinada (cuya función es generar un contexto para la interpretación y valoración de una forma de escritura contemporánea, por ejemplo, un poco a la manera como funcionan los “precursores” en la narrativa borgeana).

Junto a la selección de obras de cada poeta, la antología incluye un extenso prólogo que resulta un verdadero programa estético y declaración de intenciones generacional, y acompaña la presentación de cada poeta con un lúcido análisis sobre sus características formales y temáticas que ayudan a acercarse a las obras desde una perspectiva que enriquece su lectura. Se recogen obras de José María Eguren, César Vallejo, Martín Adán, Emilio Adolfo Westphalen, Xavier Abril, Enrique y Ricardo Peña y Carlos Oquendo de Amat.

En la introducción de Inmaculada Lergo leemos: "La poesía contemporánea del Perú, publicada en Lima en 1946 por la Editorial Cultura Antártica y sin reeditar hasta la feliz circunstancia que ha hecho posible que la tengamos ahora de nuevo entre las manos, es una de las antologías más interesantes y hermosas que se han editado en el Perú. La personalidad literaria y calidad poética de los compiladores, la nómina de autores presentados, las ilustraciones que la acompañan, la motivación que llevó a los antólogos a un proyecto de estas características y el diseño mismo de la edición han hecho que no pasara desapercibida y que, con el tiempo, se haya convertido en una de las antologías más conocidas y apreciadas por la crítica. Por lo tanto, el poder contar ahora, después de más de sesenta años, con esta reedición es un hecho de particular relevancia, pues permitirá un más fácil acceso y una mayor difusión de la misma […] La poesía contemporánea del Perú marcó una clara ruptura —de concepción y de planteamiento— frente a la línea seguida por las antologías de poesía peruana editadas hasta ese momento. El esquema interpretativo del panorama de la poesía peruana contemporánea que la antología ofrece fue singular y novedoso como habrá ocasión de comprobar. Los poetas recogidos en ella pertenecen en su mayoría a la generación de 1930, añadiendo a Eguren y Vallejo, que son anteriores. El título nos anuncia que en sus páginas encontraremos poesía «contemporánea», pero nótese que en la introducción se cambia significativamente ese adjetivo por el de «nueva», palabra cuyas connotaciones señalan de manera más explícita una distancia respecto a lo anterior, a lo que de forma antonímica es ya «viejo» o «antiguo», y que, por lo tanto, introduce una expectativa para el lector, una alerta frente a esa «novedad» que se defenderá en la antología”.