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Publica El País (Uruguay)

Por Carlos Rehermann

El pionero de la historiografía de la arquitectura moderna y representante típico de lo que Tafuri llamaba "crítica operativa" ("análisis históricos dotados de una finalidad y deformados según un programa") fue Sigfried Giedion, elegido por Le Corbusier y Gropius como el historiador de la que ellos llamaron "Arquitectura Moderna", es decir, lo que ellos hacían. El suizo Giedion había sido alumno de su compatriota Heinrich Wölfflin, un teórico de la historia del arte que propuso lo que luego Hauser llamaría "historia del arte sin nombres". Esta idea, difundida en Conceptos fundamentales en la historia del arte, publicado en 1915, da cuenta de un criterio de organización de la historia según fuerzas que imponen los estilos, dentro de los cuales los nombres de los artistas individuales son poco más que accidentes. A pesar de ese antecedente, el trabajo de Giedion como secretario de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna consistió en imponer un índice de maestros de la arquitectura moderna.

UN SIGLO DE POCOS LIBROS


Lo que demostró Tafuri hace cincuenta años es que siempre hay un programa, que toda crítica es operativa, especialmente en el campo de la arquitectura, disciplina en la que el futuro está implicado en su misma definición: diseñar un espacio consiste en imaginar, con la mayor exactitud posible, un estado ulterior del mundo. Nunca antes había sido tan explícita la idea de construir el futuro como en la arquitectura del siglo XX. Desde los años 20 no hubo arquitecto con intención de ser noticia que no dibujara visiones de una vida futura, casi siempre idílicas, aunque en unos pocos casos, en los 60 y 70, no resultaba claro distinguir la utopía de la cacotopía, como en el caso de Archigram.

Pocos nombres dominan el panorama editorial de los grandes relatos sobre la Arquitectura Moderna. Leonardo Benevolo es un historiador más tradicional que Giedion y Zevi, sin dudas optimista acerca del potencial redentor del movimiento moderno. La década de 1980 vio el desplazamiento hacia el inglés de los textos de historia reciente hasta entonces dominados por el italiano: William Curtis, que no es arquitecto, es un gran escritor y fino analista que traza una historia convincente de los ochenta primeros años del siglo. Su escepticismo acerca del curso de la arquitectura de fin de siglo es quizá lo que, a pesar del éxito internacional de su libro, ha impedido su actualización.

Kenneth Frampton, un astuto británico, acaparó el interés durante un par de décadas, a partir de los años 80, con el recurso de resbalar del lazo de Tafuri untándose con gramática: su Historia crítica de la arquitectura moderna convierte a "crítica" en adjetivo, con lo cual no puede ser ya puesta junto a "operativa". En su libro, aunque perdura la admiración por los maestros, ya es posible encontrar un poco más que elogios rendidos.

En 2012 un idioma latino vuelve por sus fueros, aunque con una curiosa distorsión: la primera edición de un nuevo libro sobre arquitectura moderna no se lanza al mercado en el francés en que fue escrito sino en una traducción al inglés.

LOS FUTUROS DEL PASADO


Con la excepción de Tafuri, todas las historias de la arquitectura moderna han colocado al Movimiento Moderno en una posición heroica, incluso cuando relatan la pérdida de la batalla ante la embestida posmoderna. Pero las historias llevadas adelante por críticos operativos como Giedion o Zevi tuvieron -incluso para Tafuri- un sentido positivo porque ayudaron a que un movimiento renovador y democratizador comenzara a instalarse como alternativa paradigmática de una tradición aristocrática e incapaz de solucionar problemas básicos de acceso a la vivienda.

El francés Jean-Louis Cohen ha escrito un libro, The Future of Architecture since 1889, que ha leído todos los anteriores, pero, sobre todo, lo ha escrito en un momento de relativa calma, en que hace por lo menos dos décadas que no se produce nada realmente nuevo, ni desde el punto de vista de las tecnologías de la construcción ni en lo relativo a nuevos programas.

Para Cohen, la fuerza irresistible de los procesos de modernización no ha sido suficientemente explorada en las historias de la arquitectura reciente. Así, el autor trata de "hacer menos énfasis en la creatividad de maestros incontestables como Frank Lloyd Wright, Le Corbusier y Mies, que en el trabajo a veces injustamente relegado de arquitectos que tuvieron carreras menos heroicas, y que han sido redescubiertos a través de la publicación de una plétora de monografías a lo largo de las últimas dos décadas".

Articulado en 35 capítulos, una mirada al índice resulta sorprendente para quien ha tenido contacto con los libros de referencia de historia de la arquitectura moderna. En primer lugar, ningún capítulo contiene un título con la expresión "arquitectura moderna", una declaración (por ausencia) contundente. Hasta ahora, parecía que los historiadores de la arquitectura reciente estuvieran sentados en una torre hecha por un maestro del Movimiento Moderno, desde donde miraban un mundo que parecía organizado para conducir hacia esa torre. Pero el Movimiento Moderno no sólo se convirtió en paradigma, y por lo tanto dejó de ser necesaria la intervención de los críticos operativos, sino que mostró, a pesar de los esfuerzos de sus defensores por enmascararlas, contradicciones insostenibles.

El punto de arranque del libro es la exposición Universal de París de 1889 y la construcción de la Torre Eiffel, primera obra de arquitectura hecha con la tecnología de los ingenieros de puentes y caminos (aunque con la mano de obra de los gremios tradicionales de compagnons carpinteros de tradición medieval). El final del arco histórico que abarca es el año 2000.

Quizá no sea este el libro que quería escribir Cohen, porque en realidad están todos los hitos arquitectónicos tradicionales, y de alguna manera su proyecto de narrar los procesos de transformación queda un poco opacado por la narración -aunque menos servil- de la épica moderna de los maestros. Pero su respeto por la tradición historiográfica de la arquitectura moderna y su manejo explícito convierten el resultado en el libro más abarcador y mejor organizado del siglo XX, el período más revulsivo de toda la historia de la arquitectura.



Ficha:

THE FUTURE OF ARCHITECTURE SINCE 1889
Jean-Louis Cohen
Phaidon Press, 2012
Londres
528 páginas

 

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