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27 Abr 2024
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Publica ADN Cultura

 

Por Daniel Merle

 

-Está de moda el uso de tecnología analógica para fotografiar. Pareciera que prevalece una actitud melancólica con respecto al medio, o que las nuevas tecnologías no son capaces de reemplazar "la magia" de los procedimientos con película. ¿Cuál es su opinión?

    En toda transición tecnológica hay pérdidas y ganancias. La fotografía digital ofrece numerosas ventajas funcionales, pero la poética del procedimiento fotoquímico sigue fascinando a algunos. Yo los llamo los "fotosaurios", los dinosaurios de la fotografía. Pero no pasa nada: hoy utilizamos el automóvil para desplazarnos por la ruta, pero si alguien va a caballo pensaremos que es por el puro placer de la equitación.

 

-¿En qué medida la fotografía digital, Internet y las nuevas tendencias de la llamada "apropiación" hacen del editor el verdadero autor en el campo de la fotografía?

    Cuando es tan fácil hacer imágenes, el valor ya no reside en la destreza de su fabricación sino en la facultad de dotarlas de "inteligencia", de prescribir su sentido. Hoy eso sucede más en la gestión de la imagen, en su "edición", que en las circunstancias de su producción.

 

-Y si el autor es ahora más "el que elige" que "el que dispara", ¿dónde se encuentra su credibilidad si ni siquiera estuvo presente en los hechos reales?

    El régimen de credibilidad de la fotografía depende de condiciones epistemológicas y no procedimentales. Hoy una información es convincente no a partir de cómo se origina sino de la confianza que merecen sus fuentes. La autoridad recae en el fotógrafo, no en la fotografía.

 

-Seguimos hablando de fotografía porque no sabemos cómo denominar la producción actual de imágenes fijas. ¿En qué medida es importante encontrar un nombre adecuado al nuevo fenómeno?

    Estamos aún inmersos en una cultura logocéntrica y la palabra dirige en buena parte nuestra inteligencia y nuestro conocimiento. Por ejemplo, en Internet accedemos a las imágenes a través de palabras. Los criterios de búsqueda y los tags de localización son palabras. Podríamos incluso pensar que hoy nuestros modelos de lo real se basan en motores de búsqueda administrados por líneas de comandos que son combinaciones de signos alfanuméricos. Todavía, para nuestra generación, el nombre hace en buena parte a la cosa.

 

-¿Sigue siendo la imagen fija la fuente principal de nuestra memoria visual?

    Yo creo que nunca lo ha sido, se trata de una leyenda urbana. Es como eso de que soñamos en blanco y negro. Pero, como dicen los italianos, "se non è vero, è ben trovato".

 

-¿Cuál es hoy la función social de la fotografía de prensa? ¿Sigue siendo un medio tan ambiguo e incontrolable como en la época de oro del fotoperiodismo?

     Se puede advertir un proceso de alejamiento de la fotografía de sus pilares fundacionales: la verdad y la memoria. Es un efecto de la cultura digital y de los cambios de paradigma que conlleva. En revancha, la fotografía se incrusta en muchos otros aspectos de la comunicación social. Por ejemplo, el documento cede paso a la marca biográfica. Muchas fotos ya no se toman como testimonio de un hecho o para describir una situación sino para inscribir la presencia del sujeto. Cambia el noema "esto ha sido" por el "yo estaba allí". Otra diferencia: no hay voluntad de perdurabilidad o de memoria, las fotos ya no se hacen para guardar sino para enviar, para circular. Lo que da sentido a la imagen no es su contenido sino su circulación. Una foto de Ben Laden desenfocada, brutalmente borrosa, reproducida de la televisión, fue portada a página entera de Libération. El jefe de fotografía del diario decía que la foto no sólo parecía una pintura de Richter sino que también era el símbolo de la incertidumbre del mundo post-Ben Laden. El contexto, la circulación acotaban la ambigüedad de ese retrato.

   

 

    Joan Fontcuberta participará en los próximos días en la octava edición de Buenos Aires Photo, donde dará una conferencia y presentará una muestra de su trabajo, titulada Gastropoda. Dividido en tres capítulos independientes, su proyecto propone, en primer lugar, una reflexión sobre el metabolismo de las imágenes, el paso del tiempo y los elementos que modifican los soportes de la fotografía tradicional. En segundo lugar, la transición de la imagen fotográfica como sistema de representación a un soporte material con cualidades físicas; la fotografía como objeto pone en evidencia esa otra realidad en la que se constituye. El último capítulo está dedicado a la noción de autoría.

Colaboramos con:

                               Concurso jóvenes talentos                                              Universidad Camilo José Cela