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27 Abr 2024
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Publica Archfarm

 

Por Peter Yeadon

 

En septiembre de 2005 la universidad de Darthmouth en New Hampshire, Estados Unidos, anunció que sus investigadores habían construido el robot más pequeño del mundo. El diminuto dispositivo era tan ancho como un cabello humano y mucho más corto que el punto al final de esta frase. En ese momento, Bruce Donald, profesor al frente de la investigación en Darthmouth, señalaba que la máquina era considerablemente más pequeña que anteriores robots inalámbricos que fueran controlables.

 

"Cuando decimos controlable nos referimos a que funciona como un coche, puedes moverlo a cualquier lugar en una superficie plana y conducirlo a donde quieras ir" en palabras de Donald. "No se mueve sobre ruedas sino que se arrastra como una oruga de silicio, dando decenas de miles de pasos de diez nanómetros cada segundo. Gira sacando un pie de silicio y pivotando como un motorista que derrapa en una curva cerrada".

 

Con unas medidas de sólo 60 por 250 micras —una micra es una millonésima parte de un metro—, la construcción del microrobot fue una proeza verdaderamente asombrosa. Sin embargo, cinco semanas más tarde, científicos de la universidad Rice en Texas anunciaron que también habían desarrollado un robot diminuto que podía conducirse sobre una superficie.

 

Su dispositivo robótico, al que denominaron nanocoche, está hecho de una única molécula y es mil millones de veces más pequeño que el microrobot construido en Dartmouth. Con un tamaño de tres por cinco nanómetros —un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro—, el nanocoche de Rice es aproximadamente tan ancho como una molécula de ADN. Y tiene aspecto de coche. Tiene un chasis con dos ejes y cuatro ruedas hechas con buckyballs, diminutas esferas formadas por 60 átomos de carbono cada una.

 

Tanto el microrobot de Dartmouth como el nanocoche de Rice se impulsan mediante fuerzas externas, así que las analogías con vehículos terrestres no son útiles para hacernos una idea de cómo funcionan. El microrobot de Dartmouth era impulsado por una malla de pequeños electrodos integrados en la superficie sobre la que se desplaza. El nanocoche de Rice no tenía motor, así que debía ser empujado a través de la superficie con el extremo infinitesimal de la sonda de un microscopio de exploración.


Pero a mediados de Abril de este año investigadores de Rice anunciaron que podían añadir un motor molecular rotativo a su nanocoche de manera que, cuando se le expone a la luz, el motor gira 60 grados en una dirección y mueve el coche hacia adelante. El motor molecular no era un diseño enteramente suyo: los investigadores de Rice modificaron un motor molecular desarrollado originalmente por el equipo de Ben Feringa en la universidad de Groningen en los Países Bajos.

 

Vivo en un viejo edificio de seis plantas en Manhattan. La escalera de incendios que cuelga del edificio se está oxidando y la pared de ladrillo tiembla cuando pasan camiones por nuestra calle. Los edificios nuevos que se están construyendo alrededor necesitan maquinaria pesada y multitud de trabajadores. A diferencia del microbot y el nanocoche éstas son cosas que puedo ver y oír. ¿Qué podrían tener que ver estos minúsculos inventos con la creación de la arquitectura y las ciudades?


Un nanómetro es aproximadamente un millón de veces más pequeño que el diámetro de una cabeza de alfiler y mil veces menor que la longitud de una bacteria común. Los investigadores de la universidad de Rice están trabajando en la construcción de un nanocamión que pueda transportar pequeñas moléculas de un lugar a otro. ¿Como podrían estos pequeños logros tener alguna
relación con el trabajo de un arquitecto?

 

La llegada de la nanotecnología desencadena una época totalmente nueva, nuestra época, en la que se ha conseguido la domesticación de los átomos. El nuestro es un tiempo de manipulación molecular, donde la diferenciación habitual entre natural y artificial no es ya firme. Diseñamos nuevas formas de vida de modo rutinario, y estamos alterando los fundamentos de las propiedades de la materia y nuestra relación con ella. La nanotecnología se ocupa del estudio y diseño de fenómenos moleculares y atómicos.

 

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Sobre el autor: Peter Yeadon es un arquitecto reconocido como experto en tecnologías emergentes y avanzadas. Yeadon vive en la ciudad de Nueva York y enseña en la escuela de diseño de Rhode Island. Una selección de sus trabajos puede verse en www.yeadon.net

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                               Concurso jóvenes talentos                                              Universidad Camilo José Cela