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Publica Ñ

Por Susana Reinoso

En un breve diálogo con Ñ, Guerrero celebra “la reactualización de Julio Cortázar, que la Argentina le haya rendido un homenaje en su stand en el Salón del Libro de París y que la prensa haya visibilizado tanto a la literatura argentina”. En Francia la presencia de un autor es fundamental en todo encuentro literario. Por eso las omisiones de los autores más relevantes, sean de la nacionalidad que sean, constituyen una decepción para el público.

Gallimard es el sello que publica, por ejemplo, la obra de Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Ricardo Piglia, César Aira, Tomás Eloy Martínez, Juan Gelman, entre los argentinos destacados. Es un barco estandarte, que acaba de publicar, luego de casi 15 años de ausencia, la última y muy esperada novela del esquivo Milan Kundera, La fête de l’insignifiance.

Gustavo Guerrero comparte una satisfacción atendible: “A pesar de su ausencia en el Salón del Libro, estamos muy contentos con el recibimiento que la crítica ha hecho del último libro de Piglia, Pour Ida Brown (El camino de Ida), que ha sido realmente espléndida, salvo alguna excepción. Creemos que aumentará el número de lectores para autores que hemos reactualizado. Y eso ya está funcionando bien. Por ejemplo, la de Cortázar es maravillosa. Se está lanzando de nuevo en Francia, luego de un tiempo de olvido. Para nosotros es muy importante”.

Pero a la hora de hablar de la situación de Gallimard en particular, Guerrero asume que la crisis general repercute: “Por supuesto hay una reducción del nivel de lectura. No podemos calcular cuánto, pero está claro que los lectores han bajado en los últimos dos años”.

–¿Cómo se segmenta esa merma de lectores?

–Nuestro problema es el de renovación de públicos lectores. Hay una baja tanto entre las mujeres, de 20 a 50, que es un público muy lector, como entre los jóvenes. Tenemos dificultades para encontrar a ese público juvenil que leía a Harry Potter. Porque ese segmento no es el que seguirá leyendo como público adulto.

–¿El problema es de lectores o de consumo de libros?

–El problema es con la continuidad del hábito de lectura. La dificultad más profunda tiene que ver con encontrar cuál es el lugar de la lectura en las prácticas sociales contemporáneas.

–¿Un mercado tan concentrado aporta soluciones o suma problemas?

–También está ese problema de la concentración de las ventas. Pocos libros venden mucho y muchos libros no venden nada. Antes había autores que podían subsistir con nichos de 4.000 ejemplares vendidos. Pero estos nichos se han reducido sustancialmente. La composición del mercado ha variado y esto es una preocupación. Porque no se trata de un asunto estructural, sino de un cambio mucho más profundo: qué lugar ocupa hoy la lectura en las nuevas prácticas de la sociedad.

 

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                               Concurso jóvenes talentos                                              Universidad Camilo José Cela