Los gobiernos autoritarios tienden a afrontar el reto (ponerle puertas al inmenso campo que es la red) de dos maneras. La primera es quemar todo el campo, es decir, cortar por lo sano la conexión a internet cuando empieza a canalizar a las voces descontentas con el régimen y esperar a que todo dé marcha atrás. Es lo que hizo el Gobierno egipcio el pasado 25 de enero, y sirvió para avivar aún más las protestas y precipitar la caída de Hosni Mubarak. Pero, aunque el ex presidente egipcio y Li Chanchung (responsable de propaganda del Comité Permanente del Politburó chino) compartan edad de pensionistas, el Gobierno chino es muy consciente de que controlar internet no es una cuestión de apretar un botón y apagarlo. Frontera D