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27 Abr 2024
11:00AM -
Sandor Marai

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Lectura de manuscritos y tutorías para obra en curso 

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Redacción FL

 

Si aquello que define a un buen pintor, aparte del uso del color y la pincelada, es la mirada sobre la realidad que es capaz de expresar en el cuadro, los casos de Goya y Gisbert abordando los fusilamientos de Madrid y Málaga, respectivamente, se inscriben en una línea de creación que tiene al hecho histórico como punto de partida de una reflexión profunda y comprometedora. Tanto el cuadro de Goya, “El 3 de Mayo de 1808 en Madrid”, de 1814, como el de Gisbert, “El fusilamiento de Torrijos y sus compañeros en las playas de Málaga”, de 1888, son buenos ejemplos de cómo una decisión de perspectiva por parte del autor imprime a su vez una entidad distinta al hecho y a la percepción que de él se genera en el espectador. En el desarrollo de este argumento, Lourdes Ortiz ha incluido ejemplos provenientes de la narrativa y de su propio pensamiento literario.

 

Goya“Una obra de arte debería enseñarnos siempre que no habíamos visto lo que estamos viendo”, decía Valéry refiriéndose a Leonardo Da Vinci, y estas palabras valen para definir las propuestas de estos dos pintores del siglo XIX. En el cuadro de Goya el uso del color y el estilo casi expresionista sitúan el horror del fusilamiento en el estupor y el desconcierto de los personajes, en lo fantasmal del espacio, su negrura y encierro. A partir de estas claves, la novelista ha propuesto al auditorio, formado por republicanos, moderados y curiosos, una interpretación abarcadora que incluyera la composición y disposición de sus elementos, las implicaciones socio-históricas del acontecimiento y la capacidad de Goya para universalizar una violencia concreta que hunde sus raíces en la ciénaga del horror humano, en sus conflictos políticos pero también en el filo del absurdo y el sin sentido

 

Lourdes Ortiz en Función Lenguaje. 17/11/2011. Foto: N. ViadurLourdes Ortiz en Función Lenguaje. 17/11/2011. Foto: N. Viadur

 

GisbertPara la lectura del cuadro de Gisbert, por su parte, la novelista condujo la mirada de los asistentes hacia el equilibrio de sus formas y proporciones, el sosiego y la entereza de sus personajes y la factura se diría fría del cromatismo. Si los personajes de Goya pertenecían al pueblo llano, a la “canalla” rebelde acribillada presa de la desesperación, los personajes del cuadro de Gisbert (Torrijos y sus “compañeros”) se disponen a afrontar la muerte violenta con una cierta templanza racional, una impostura que raya con el orden de lo ético, afrontando la ejecución desde una perspectiva contenida.

 

La conclusión de Lourdes Ortiz en esta sesión dedicada a la infame historia del paredón fue que si bien los dos cuadros orbitan sobre un mismo eje fundamental, la posición dispar en la que una obra de arte puede colocar al espectador frente a un acontecimiento que se supone equivalente hace del hecho una categoría inestable que solo encuentra anclaje en la mirada que es capaz de transmitir el creador.

 

A partir del mes de enero, Lourdes Ortiz impartirá en Función Lenguaje un seminario de pintura y literatura en el que el alumno podrá recorrer el amplio territorio de las artes plásticas y su vinculación con las letras de la mano de una de las mayores expertas en la confluencia de estos lenguajes. Para más información: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

 

Vea el vídeo completo de la conferencia.

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                               Concurso jóvenes talentos                                              Universidad Camilo José Cela