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27 Abr 2024
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Sandor Marai

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Informan Agencias

La historia plantea "qué tendría que haber pasado para que Caravaggio y Quevedo jugaran una partida de tenis en su juventud", proponiendo una historia en tres sets, que comienza cuando un mercenario francés roba las trenzas de la cabeza decapitada de Ana Bolena para fabricar pelotas de tenis con su pelo rojo.

En la novela, Quevedo conoce al que será su protector y compañero de juerga en un delirante viaje por los Pirineos y en el que una "hija idiota" de Felipe II será propuesta para reinar en Francia y Cuauhtémoc, prisionero en la Laguna de Términos.

El autor ha explicado que Caravaggio vivió una especie de destierro por matar a un hombre durante un partido de tenis, de lo que hay una basta documentación y para cuya investigación ha contado con respaldo académico; mientras que el autor también se ha interesado por Quevedo, una figura por ser un buen contrincante para Caravaggio.

La novela trata las dos formas de enfrentarse al mundo de estos dos personajes, con Caravaggio con una idea muy moderna de encarar la fama, pareciéndose más a Andy Warhol que a Miguel Ángel; enfrentando a la mentalidad contrarreformista de Quevedo, defensor del catolicismo y el Imperio.

Enrigue ha remarcado que, por el contrario, Caravaggio representa a un pintor abiertamente homosexual, muy juerguista, condenado a muerte y aún así vendiendo cuadros: "La novela enfrenta la visión del Vaticano laxo y la visión dura del Gobierno español", ha resumido el autor, quien también ha incluido México en esta historia, para tratar cómo el mundo se volvió inmenso de la mano de Hernán Cortés y cómo la Contrarreforma viajó al país centroamericano.

La novela está planteada como un ensayo sobre el tenis hecho por un autor contemporáneo "con preocupaciones contemporáneas", aunque en realidad es una novela que permite al autor situarse en ese cambio de mentalidad en plena eclosión de la modernidad, una época que ofrece muchas explicaciones a la época actual. De hecho, ha confesado haberla escrito "con mucha rabia y desde la decepción", porque no puede ser que siempre ganen los malos, además de ser una obra muy personal, sin ser autobiográfica.

Álvaro Enrigue se ha convertido en el cuarto escritor mexicano en ganar el Premio Herralde después de Sergio Pitol, Juan Villoro, y Daniel Sada.

Enrigue ganó el Premio de Primera Novela Joaquín Mortiz en 1996 con La muerte de un instalador, y en la editorial Anagrama ha publicado Hipotermia (2005), Vidas perpendiculares (2008) y Decencia (2011), y su último título es Valiente clase media. Dinero, letras y cursilería.

El jurado del premio Herralde está compuesto por Salvador Clotas, Paloma Díaz-Mas, Marcos Giralt Torrente y Vicente Molina Foix.

 

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