David Foster Wallace, muerto por mano propia en el año 2008, dejó una última novela –inconclusa-, The Pale King, que recién empieza a ser objeto de análisis e interpretaciones en el marco de su obra. Foster Wallace fue el rey de la nota a pie de página, el emperador de la digresión estructural y el presidente de la sinusoide del párrafo. Ahora los archivos digitales con sus manuscritos están abiertos para que los curiosos formalistas husmeen en sus anotaciones, en el proceso de producción de un discurso complejo e intrincado que hace de la obra de Foster Wallace un caso único y virtuoso con los juegos del sentido y la forma. El archivo que el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas pone a disposición de los lectores es un modelo al que deberían aspirar todas las instituciones que atesoran materiales originales de escritores cuya relevancia es pública.