Coincidiendo con la publicación de Los malditos, un volumen que recoge biografías de escritores (malditos) latinoamericanos escritas por escritores y compiladas por Leila Guerriero, en la ciudad argentina de Salta se suicidó el poeta Vicente Luy (1961-2012). Criado por el poeta y ensayista español -¿surrealista, ultraísta, creacionista?- Juan Larrea ("Versión celeste"), de quien era nieto, Luy deja tras de sí una vida intensa y polémica y un puñado de poemarios vitalistas: Caricatura de un enfermo de amor (1991), La vida en Córdoba (1999), Aviones (2002), No le pidan peras a Cuper (2003), Vicente habla al pueblo (2007), ¡Qué campo ni campo! (2008), Poesía popular argentina (2009), Si va a morir gente votemos quiénes (2009). Fue integrante del colectivo poético Verbonautas, dilapidó la herencia de su abuelo en extrañas ediciones de sus libros y en producir discos de amigos, estuvo internado en el Hospital Psiquiátrico Borda y encarnó, como pocos, la figura del escritor maldito: orbital, lúcido, molesto, excesivo.