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Publica El Periódico

El destino amordazado del futuro biógrafo de Bolaño

Por Elena Hevia

Estas reflexiones son, en paráfrasis, parte de lo que la periodista norteamericana Janet Malcom expuso brillantemente en la imprescindible La mujer silencio, no tanto una biografía sobre la poeta Sylvia Plath como una reflexión sobre el difícil arte de la biografía y sus trampas. La semana pasada en Casa Amèrica Catalunya y durante el debate que siguió a la presentación de La batalla futura II, documental de Ricardo House sobre Roberto Bolaño, centrado en los años del escritor chileno en Catalunya, volví a pensar en el libro de Malcom. Evidentemente, Plath no tiene nada que ver con Bolaño pero ambos comparten una muerte prematura en la cima de su creatividad  (convengamos en que la de la suicida Plath es más dramática) y una mitificación posterior. El documental, grabado para la televisión mexicana, que cuenta con la participación de la periodista argentina Mónica Maristain, quien le hizo una modélica y ¿última? (hay dudas al respecto) entrevista al escritor para Play Boy, no tiene la menor intención de abordar una biografía. Más bien se trata de un conjunto de testimonios, un tanto deslavazado, con un especial hincapié en la vida cotidiana de Bolaño en Barcelona, Girona y Blanes, que por lo menos elude el tono trágico. Ahí están desde Rodrigo Fresán, José María Micó o Ignacio Echevarría hasta Salomé Bolaño (su hermana) en la que es su primera intervención pública filmada o Carmen Pérez de Vega (que fue la última pareja del escritor), esta última relatando con elegancia las horas previas a la hospitalización final, además de una grabación de la voz de la madre ya fallecida. El documental es la segunda parte de una trilogía. La primera entrega ilustraba los años mexicanos del escritor que se completará próximamente con los de su etapa chilena. A ver qué es lo aporta  House a la controvertida visita de Bolaño en 1973, durante el golpe de Estado.

En el coloquio moderado por el cineasta Isaki Lacuesta que sabe bien cómo se hacen los buenos documentales, el crítico Ignacio Echevarria – apartado por la viuda del escritor, Carolina López, del cuidado y edición de sus libros póstumos más recientes-, echó en falta muchos testimonios: “algunos más importantes de los que aparecen aquí, empezando por el de su viuda”. El editor Jorge Herralde también presente se animó a hacer la alineación de los que causaron baja por distintos motivos: Antoni García Porta, Enrique Vila-Matas, Bruno Montané, Javier Cercas y Jaume Vallcorba.

Para el crítico hay dos memorias de Bolaño –como hay dos memorias en el caso de Plath, su viudo y malo de la película y la pobre mártir; dos visiones que son reversibles: el sufrido marido y la neurótica peligrosa-. Y las dos memorias están necesariamente ligadas a los dos bandos.  “Esto provocará que el mito se haga cada vez más inaccesible y va a dificultar mucho la futura biografía de Bolaño”. Echevarría, que en su día tuvo acceso al legado literario del escritor, asegura que Carolina López tiene una cantidad ingente de material para el futuro biógrafo (¿quizá su agente Andrew Wylie ha bendecido ya a algún norteamericano?) y será ella la “que seleccionará su memoria”. “Me temo –aseguró el crítico- que toda aproximación a Bolaño va a quedar ladeada”.

 

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